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lunes, 24 de octubre de 2011

Puede que haya sido la primera vez que siento esto, rabia y deseo a la vez. Que simplemente un guiño de ojos basta para hacerme temblar y sentirme insegura. Porque la más mínima parte de ti provoca que yo sea vulnerable a todo tú. Por suerte o por desgracia una , sea cual sea el tipo de vínculo que hay entre nosotros, existe, de verdad que existe, ya que no sabes  lo que experimenta mi “yo” cada vez que piensa que ese hilo es prácticamente invisible para ti. Darse cuenta de que todos los trocitos que yo quiero recoger , cada momento, cada  recuerdo que yo quiero construir están desperdigados por el mundo, en personas que desconozco, en el tiempo que le dedicaste a ellas y no a mí. Y me muero de la envidia y de ganas de ti, de tu sonrisa, de tu risa, de tus grandes ideas … que muchos no  las verán como las veo yo, tan ocurrentes y diferentes a todo lo que busco en general. Mil noches y una bastó. Ni el tiempo ni las casualidades me acompañan, porque cada vez el camino es más difícil. Qué narices, si no se ni hacia dónde me dirijo! Pero debe de ser una broma eso de que el destino me ponga tanto a prueba , porque cada vez que me caigo tan cerca de ti y ver lo lejos que parece que estoy de ti mientras otros en el mundo me ayudan a levantarme mientras tu  me miras desde fuera, tan sumiso.
Las agujas del reloj demuestran que el mundo sigue, que el tiempo no para y que este mismo todo lo decide y ahora solo me queda la poca paciencia para esperar que el maldito ciclo te vuelva a poner en mi camino, y quizá esa vez, para quedarte.